35 El estudio hace mención a dos tipos de cortezas, una corteza gruesa con un espesor de 60 a 70 km y una corteza delgada con un espesor de hasta 30 km. En el arco de la corteza gruesa existe un sistema magmático bien desarrollado, sobre todo en la zona inferior, lo cual es característica de este tipo de corteza y de la compresión que se desarrolla en este tipo de arco. En este tipo de corteza, los magmas tienen dificultad para ascender, por lo que se depositan en la parte baja y allí se desarrollan en términos de masa y volumen; en cambio, en un contexto de corteza delgada, los pórfidos están asociados a un régimen de distensión, por lo que el desarrollo de los magmas en la parte baja es mucho menor y, en consecuencia, tienden a subir y evolucionar más cerca de la superficie. Entonces, en corteza gruesa el desarrollo de los magmas se da en profundidad; mientras que en corteza delgada el desarrollo de los magmas se da en zonas más cercanas a la superficie. La cantidad de metal guarda relación con el fluido magmático hidrotermal para los pórfidos. La relación de los fluidos con los metales viene dada por la concentración de los metales en el mismo fluido, la cantidad del fluido y la eficiencia de la precipitación de los metales. Tal vez no todos los metales que están en el fluido van a precipitar eficientemente, pero se sabe que el fluido proviene del magma, es decir, es de origen magmático. La cantidad de fluido depende del volumen del magma, y la cantidad de metales presentes en el fluido depende de la cantidad de metales que haya en el mismo magma y que puedan ser trasferidos al fluido por medio del coeficiente que existe entre magma y fluido. La cantidad de magma que se puede desarrollar en la corteza depende de varios parámetros termodinámicos: son esenciales la presión y la temperatura. Finalmente, todo el proceso tiene que realizarse dentro de un rango de tiempo que está controlado por la duración de la mineralización, es decir, por la duración del proceso magmático.
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