•   1 de Diciembre
 

La mirada de Thierry Sempere sobre la Geología de Los Andes

 


En la próxima edición del Congreso Internacional de Prospectores y Exploradores - proEXPLO 2021 - Thierry Sempere brindará la charla “Explorando el Perú en busca de metales e hidrocarburos usando un pensamiento innovador”.
 

En su opinión, ¿cuáles son los principales paradigmas existentes que impiden que los geólogos entiendan correctamente la geología andina?

Quizás un primer punto que destacar es que hay una suerte de “cripto-paradigma” que sugiere implícitamente que los Andes conforman una sola entidad geológica. En realidad “los Andes” son lejos de ser homogéneos, que sea longitudinalmente o transversalmente. Mi opinión es que no se debe intentar generalizaciones a escala de todos los Andes (es decir, de Venezuela a Tierra del Fuego), porque es siempre mejor evitar comparar manzanas y naranjas.

La siguiente imagen topográfica de América del Sur y regiones adyacentes (se han eliminado las aguas del océano) muestra claramente cuán variables son los Andes longitudinalmente:


Esta marcada variación topográfica lateral refleja que los procesos – insisto en el plural – que resultaron en la construcción de los Andes también han variado longitudinalmente – y probablemente también transversalmente. Deberíamos siempre recordar eso.

Porque mi experiencia geológica se limita casi a los Andes y Subandes del Perú y Bolivia, a continuación me expreso sólo sobre la geología de estos países.

Cuando digo – coloquialmente – que es necesario "tener correcta la geología", pienso principalmente en la geología que se estudia durante la exploración minera o petrolera; con eso quiero decir que no estoy hablando desde una perspectiva académica. La geología académica andina a menudo tiende a ser dogmática y, por lo tanto, a pasar por alto los datos que van en contra de los paradigmas preferidos (un defecto muy común – ver más abajo), mientras que los geólogos de exploración, para encontrar un yacimiento, necesitan absolutamente “tener correcta la geología”, es decir, saber qué hay realmente ahí abajo, cualesquiera que sean los paradigmas.

En mi opinión, el principal paradigma problemático es la extendida creencia que los Andes resultan sólo de un acortamiento tectónico impuesto por la subducción de la placa de Nazca. Esta creencia está ahora tan arraigada por la tradición que se ha convertido en un dogma.

Como casi todas las cadenas de montañas de la Tierra, los Andes existen porque su corteza ha sido engrosada. El paradigma actual afirma que se llegó a este engrosamiento mediante sólo (o casi) un acortamiento tectónico de la corteza, y rechaza la idea de que este engrosamiento pudo localmente resultar de adiciones magmáticas y/o de un flujo dúctil de la corteza inferior, siquiera en parte. Este dogma ignora que en varias regiones la corteza es extremadamente gruesa sin que se observe un acortamiento significativo. En el sur del Perú, esta situación clave ha sido descrita ya en 1971 y 1989 por geofísicos, quienes observaron que el espesor cortical es máximo a lo largo de la Cordillera Occidental (la cual coincide con el arco magmático principal) y lógicamente concluyeron que el engrosamiento cortical tuvo que alcanzarse mediante adiciones magmáticas a lo largo del arco. Pero hasta ahora estos datos geofísicos y observaciones estructurales han sido deliberadamente ignorados por las geoescuelas dogmáticas. Hace aproximadamente dos décadas, cuando yo todavía tenía fe en el paradigma dominante, me sorprendió observar que, aunque el sur del Perú se caracteriza por una corteza espesa, esta región ha sido afectada sólo por tectónica extensional y/o gravitacional desde el Paleozoico superior, confirmando las deducciones originales de los mencionados trabajos geofísicos – que lamentablemente siguen despreciados.

En cuanto al Perú, diría entonces que este paradigma de “sólo-acortamiento” ha hecho y está haciendo mucho daño, lo que se refleja en el mapeo de casi cualquier falla como cabalgamiento o falla inversa – ¡a veces sin considerar siquiera su evidente rechazo! –, y por tanto en la producción de mapas geológicos en parte erróneos. La situación no es la misma con respecto a Bolivia, donde el acortamiento regional ha estructurado por completo la Cordillera Oriental y Subandes (pero, según mi entendimiento, la situación en el Altiplano es bastante diferente).

La referencia todavía común a "fases tectónicas compresionales" en los Andes Centrales es otro problema serio. Estas "fases tectónicas" no son otra cosa que la aplicación a la geología del Perú, por Gustav Steinmann (1929), de los conceptos de Stille (1924) – que ahora están completamente obsoletos porque fueron diseñados para una Tierra donde los continentes no podían moverse. Pero en esa época las ideas de Stille habían tenido tanto éxito que en pocos años se habían convertido en una referencia de moda en la geología internacional. Entonces se entiende que cuando Steinmann interpretó las discordancias que había observado en el Perú como “fases tectónicas compresivas”, él simplemente estaba adaptando a la geología peruana este marco interpretativo que se estaba poniendo de moda en Europa. Las "fases tectónicas" de Stille intentaban explicar porque "geosinclinales" separados por océanos se habían deformado sincrónicamente a pesar de las enormes distancias que los separaban... El hecho de que el concepto de “fases tectónicas” estuviera estrechamente relacionado con el de “geosinclinales” sugiere que el primero debería considerarse como un geomito tan obsoleto como el segundo. No obstante, y para mi desconcierto, todavía se hace masivamente referencia a “fases tectónicas” en los Andes, manifestando así que siguen siendo herramientas interpretativas importantes en geología andina. Es realmente una pena que todavía estemos trabados por las consecuencias de una moda geológica infundada que tiene casi un siglo de antigüedad.

Sin embargo, deshacerse de este paradigma de "fases tectónicas" debería ser fácil si uno recuerda (1) que las "fases tectónicas" son sólo interpretaciones, (2) que estas interpretaciones son ahora obsoletas, y (3) que deberíamos volver en cada caso a las observaciones que las sostuvieron en el siglo XX. Estas observaciones son generalmente discordancias angulares, y cada una de éstas debe ser reevaluada y reinterpretada usando las herramientas interpretativas mucho más adecuadas que tenemos actualmente disponibles.

Este punto me lleva a subrayar otra deficiencia frecuente en geología andina, a saber, una mezcla de observaciones e interpretaciones a veces intrincada. Aunque un principio científico firme es que debe evitarse en todo momento mezclar hechos e interpretaciones, lamentablemente esto se hace con frecuencia y tolerancia, especialmente en las geoescuelas dogmáticas. Ya sean evidentes o sutiles, estas mezclas resultan en "sopas" pseudocientíficas que a menudo tienen significados falaciosos.

Para “tener correcta la geología”, los geólogos andinos primero tienen que identificar y distinguir cuidadosamente cuáles son las observaciones y datos indiscutibles que están disponibles, por un lado, y, por otro lado, cuáles son las interpretaciones que se han dado hasta ahora sobre la base de estos hechos. Las observaciones y los datos casi nunca cambian (si son confiables), pero las interpretaciones pueden revisarse por completo cuando sea necesario y justificado.

¿Puede comentar sobre lo que las instituciones, universidades y empresas peruanas han hecho bien y no tan bien en el pasado para comprender adecuadamente la geología andina?

Ésta es una pregunta difícil. Creo que en su mayoría la gente hace generalmente lo mejor que puede, y también que nadie está realmente en posición de juzgar – excepto quizás los historiadores, pero ni siquiera estoy seguro de esto. Los progresos ocurren a menudo de forma desordenada, pero se logran después de todo, a pesar de las deficiencias e inconvenientes que puedan existir de por medio.

Su pregunta también abre hacia muchos temas, tantos que no puedo abordarlos todos aquí. Por lo tanto sólo responderé sobre algunos.

En primer lugar, diría que las instituciones, universidades y empresas tienen objetivos específicos y distintos en general (y su personal también tiene los suyos). En varios casos, “comprender adecuadamente la geología andina”, como dice, no es uno de ellos. Esto no implica ninguna crítica en particular, ya que generalmente es bastante comprensible – especialmente en los entornos donde la burocracia y/o la mentalidad burocrática han crecido fuera de proporción.

En cuanto a la exploración minera, se sabe por supuesto que descubrir un nuevo yacimiento no resulta de algo similar a un trámite burocrático ni de una habilidad en las relaciones humanas, sino de un procesamiento lógico de información geológica variada (¡y también de la suerte!).

Pero mi principal respuesta a su pregunta es que todos estamos sujetos a sesgos cognitivos, que son muchísimos (sólo consulte este enlace y se sorprenderá). Sin embargo, la mayoría de nosotros generalmente no se da cuenta de que somos víctimas de sesgos cognitivos, a menos que se hayan familiarizado con la noción. Debido a que tienen más experiencia, algunas personas mayores se ven menos afectadas que las personas más jóvenes, quienes son invariablemente propensas a sesgos cognitivos. Es por eso que sugiero que se analice la historia del conocimiento geológico andino en términos de sesgos cognitivos, porque en su mayoría sus deficiencias tienen su origen en ellos.

Uno de ellos es un respeto excesivo a la tradición. Muchos geólogos andinos parecen creer que los primeros geólogos andinos, de América del Sur o de otros continentes, “lo tuvieron correcto” desde el principio. Estoy convencido de que esto es extremadamente improbable: ¿cómo pudieron haberlo logrado en una época en que los conceptos geológicos estaban tan equivocados? – y por eso sólo respeto sus descripciones objetivas, que en la mayoría de los casos son excelentes.

Este respeto excesivo a las interpretaciones tradicionales explica porque conceptos obsoletos han sobrevivido hasta hoy (y, anticipo, lo harán durante más tiempo). Debido a que son ingenieros en su mayoría, también es una tradición entre los geólogos andinos preferir hacer un uso ciego de ciertas técnicas más que desarrollar un pensamiento lógico y/o crítico. Esta situación resulta en un cuestionamiento limitado de las interpretaciones tradicionales.

Hay otros sesgos notables, de naturaleza sociológica. Un sesgo importante radica en la creencia inconsciente de que los académicos que han alcanzado un alto estatus social poseen la verdad geológica sobre “los Andes”, y son de alguna manera infalibles, incluso sobre regiones que nunca han estudiado. Es revelador que varias empresas contraten como consultores, sobre geología del Perú, a personas de alto estatus que han visitado el Perú en pocas oportunidades, pero que son vistos como eminentes especialistas sobre “los Andes” en general. La creencia de que "tener correcta la geología" se correlaciona con el estatus social es una de las más divertidas que conozco. Se puede recordar aquí que aquellos que logran un alto estatus académico son generalmente unos dogmáticos, y lo que más se necesita para una exploración exitosa son personas creativas – todo lo contrario.

Esta mentalidad también se refleja en la creencia bastante común de que una persona, al obtener un doctorado, se convierte mágicamente en una especie de oráculo infalible. De hecho, a menudo se considera que un doctor en geología sabe casi todo lo relevante y tiene razón en cualquier tema, incluso fuera del campo de su tesis doctoral, incluso contra los argumentos, por correctos que sean, de quien no haya obtenido un doctorado… En tales casos, es obvio que lo que cuenta es el estatus artificialmente conferido por un doctorado, y no la realidad o argumentos científicos – y esto es una lástima. Por supuesto, esta creencia de que "un doctor no puede equivocarse" es profundamente equivocada. Un doctor puede estar equivocado, como cualquier otra persona.

La misma mentalidad aparece en la creencia también frecuente de que cualquier interpretación publicada en una revista indexada tiene que ser correcta – lo que también es erróneo, por supuesto. Debería ser evidente que publicar en una revista indexada no garantiza, en absoluto, que lo que se publica sea la verdad!.

Un sesgo similar radica en la confianza excesiva otorgada a interpretaciones dadas por geólogos extranjeros (especialmente los de Norteamérica o Europa occidental), sólo porque son o fueron extranjeros. Un caso terrible es la estratigrafía completamente errónea publicada por Newell en 1949 para la región noroeste del lago Titicaca. Este geólogo definió su estratigrafía a lo largo de una sección que en realidad está cortada por un cabalgamiento, pero no lo identificó, y, lo más sorprendente, no se dio cuenta de que la sucesión se repetía... Esto ha resultado en una estratigrafía insensata que plaga los mapas geológicos publicados en la región. Hace veinte años publiqué en el Perú un artículo señalando el error de Newell y corrigiendo la estratigrafía, pero esto aparentemente ha tenido pocos efectos.

Además, puede existir aquí “un sesgo en el sesgo” en el sentido de que los científicos extranjeros están sometidos a sus propios sesgos sociológicos. Entre estos se encuentran los que les inducen a publicar artículos conformes con los paradigmas favorecidos en su propio sistema de investigación, con el fin de conseguir ser promovidos. Esto conforma un círculo profundamente vicioso, en el que la geología del Perú o Bolivia puede terminar siendo irrelevante para ellos, es decir, sólo un instrumento para lograr una carrera en sus respectivos países. Debido a que yo mismo he sido un investigador extranjero en los Andes centrales durante 34 años, he estado en primera fila para observar cómo mis colegas (principalmente franceses) procedían para avanzar en sus carreras individuales, a veces a expensas de los hechos científicos. Por ejemplo, hace 8 años, un joven investigador francés me explicó ingenuamente a qué conclusiones iba a llegar en el estudio que ni siquiera había iniciado (en el Perú) – y, por supuesto, estas conclusiones muy anticipadas iban a confirmar un paradigma actualmente de moda en Francia...Los sesgos sociológicos de este tipo son simplemente terribles, ya que dan lugar a la publicación internacional de interpretaciones defectuosas, o hasta erróneas, que pueden recibir una atención excesiva en los países considerados.

Estos sesgos convergen para dar la impresión de que la creatividad, la cual cuestiona involuntariamente tradición y dogmatismo, puede estar subvalorada en varios contextos locales. No hace mucho, un gran e inspirado geólogo peruano deseó “más creatividad y menos burocracia” a nuestra comunidad, a mi parecer con mucha razón.

Mi experiencia docente de varias décadas confirma este diagnóstico. Recuerdo un caso particular en que un profesor me recomendó dos estudiantes “muy buen@s”, a l@s que luego llevé al campo, donde les tomé una prueba. Resultó que eran incapaces de analizar por sí mism@s el primer afloramiento simple que les mostré; ni siquiera miraron el afloramiento (¡!), y mucho menos vieron la discordancia expuesta, sino que siguieron buscando en su memoria a qué unidades pertenecían los estratos, como si les estuviese tomando un examen en la universidad, en lugar de observar el afloramiento y deducir una conclusión simple. Gracias a esta experiencia, entendí claramente que la enseñanza puede terminar siendo predominantemente memorística, y que en este caso l@s estudiantes considerad@s "mejores" pueden terminar siendo aquell@s capaces de repetir exactamente las palabras del profesor... Pero favorecer la repetición memorística obviamente mata la creatividad. Enseñar favoreciendo la memoria sobre la lógica no puede entrenar a estudiantes en la experiencia de deducciones lógicas y evaluaciones críticas, que son muy necesarias para tener éxito en exploraciones geológicas.

¿No hemos visto demasiada discusión sobre tectónica salina en proEXPLO. ¿Cree que este tema es sólo para “geólogos petroleros”, o es también de interés para los geólogos mineros? ¿Cómo?

Di una charla en proEXPLO 2019 sobre el interés que presentan la sal y tectónica salina en la exploración minera, pero yo era consciente de que parte de la audiencia podría percibirlo como algo fuera de tema. Por supuesto, el hecho de que una cuenca salina gigante se extendió sobre una gran parte del Perú (y el suroeste de Bolivia) en el Triásico superior es de gran interés para la exploración de hidrocarburos. Pero también es interesante para la exploración mineral, desde varias perspectivas: éstas incluyen una variedad de estructuras generadas por tectónica salina (que pueden entrampar depósitos), la alta solubilidad de la sal (en particular cuando circulan fluidos mineralizantes) y, por supuesto, el hecho que el ion cloruro forma complejos de coordinación capaces de transportar iones metálicos en soluciones. Por ejemplo, mi investigación actual sobre el tema de la sal peruana sugiere que posiciones estratigráficas específicas son más propensas a albergar ciertos depósitos minerales, por supuesto dependiendo del contexto regional.

Los geólogos de exploración interesados en este tema pueden consultar los detalles del mencionado resumen extendido publicado en ProEXPLO 2019, y la presentación relacionada, que supongo que también está disponible.
 

¿Cuál es el mayor asunto en geología andina al cual aún no ha encontrado respuesta?

Otra pregunta difícil, y tal vez incluso peligrosa. La mayoría de las geoescuelas dogmáticas sobre los Andes se expresan como si hubieran encontrado todas las respuestas, o casi. Como yo trato de quedar lejos de cualquier forma de dogmatismo, no me resulta fácil responder.

Un punto que deseo destacar aquí es que, en mi opinión, gran parte de los avances logrados durante los últimos 10–15 años resultan de la geocronología U-Pb en zircones, porque ésta ha proporcionado edades de cristalización confiables en una variedad de rocas magmáticas, y también edades máximas para una serie de unidades estratigráficas (la Universidad de Ginebra ha desempeñado un papel particularmente importante para lograr esto). Este acentuado flujo de datos cronológicos confiables ha permitido darse cuenta de sincronías que existieron entre procesos magmáticos, sedimentarios y tectónicos en el pasado, y por lo tanto ha estimulado mucho el pensamiento sobre las posibles causas comunes de tales fenómenos sincrónicos. Esto ha abierto pistas de reflexión, y en ciertos casos se ha llegado a respuestas. Por ejemplo, la rápida transición de ambientes marinos a continentales observada en el Perú andino alrededor de 90-85 Ma, para la cual Steimann había imaginado la "fase tectónica peruana", fue de hecho sincrónica con el rápido crecimiento magmático del Batolito de la costa; entonces esta continentalización de la cuenca de trasarco no resultó de una “fase tectónica”, sino del crecimiento magmático acelerado del arco coetáneo – lo que clava otro clavo en el ataúd de las “fases tectónicas andinas”.

Enfocando su pregunta, diría que en 2017, al final de mi carrera como investigador académico, había llegado a admitir que nuestro conocimiento sobre los Andes del Perú y Bolivia aún es bastante limitado. Necesitamos urgentemente muchas más edades U-Pb en zircones, y carecemos de imágenes geofísicas de alta resolución de la corteza y manto andinos. También necesitamos mapas geológicos que no estén sesgados por preconcepciones y paradigmas, ya sean activos o no. Etcétera, etcétera.

Sin embargo, debo admitir que, después de casi 4 décadas estudiando este segmento andino, creo que he encontrado unos caminos hacia respuestas a una serie de preguntas, especialmente con respecto al Perú, pero no estoy completamente convencido de si son las pistas correctas en los detalles. Me parece bastante característico que esté mejorando continuamente mis respuestas provisionales a medida que se obtienen nuevos datos y avanza mi investigación (de hecho, aún sigo investigando, siendo consultor).

Tiendo a ver nuestras actividades de investigación como hélices multidimensionales que giran en espiral alrededor de un punto central que representa la verdad – un punto que de hecho nunca se alcanza, porque siempre será imposible reconstruir en todos los detalles los procesos que se han desarrollado en el pasado y resultaron en la construcción de los Andes y la generación de sus depósitos minerales y de hidrocarburos. Por supuesto todavía nadie ha llegado a la verdad (y menos los dogmáticos que creen que sí), pero es importante recordar que tampoco nadie la alcanzará nunca en todos los detalles.

Desde un punto de vista académico, actualmente tiendo a pensar que una cuestión muy interesante y aún abierta se refiere al inicio de la subducción a lo largo del margen andino. Las reconstrucciones actuales favorecen que el Perú se encontrara al medio de una importante colisión continental alrededor de ~1000 Ma. Uno de los bloques continentales involucrados fue aparentemente Laurasia, que por lo tanto debe haberse separado posteriormente de proto-América del Sur y alejarse, lo que significó la apertura de un océano de tipo atlántico. Esto implica que el margen peruano debe haber sido pasivo, es decir de tipo Atlántico, durante bastante tiempo, y luego debe haber pasado a ser activo, es decir de tipo Pacífico como actualmente, en algún momento posterior. ¿Cuándo ocurrieron estos eventos, y cómo? ¿Cuáles son los elementos geológicos en los Andes centrales que permiten confirmar esta narrativa? ¿Podríamos reconstruir los detalles de este inicio de subducción en el Perú? ¿Y cuáles fueron las consecuencias de este cambio para la exploración y la geología económica de hoy en día?

Desde una perspectiva económico-geológica, debo confesar que he entrado demasiado recientemente en esta polifacética disciplina que es la geología minera para entender satisfactoriamente los vínculos que debió haber entre la formación de depósitos locales y la evolución regional. He iniciado una investigación personal sobre este tema cautivante, pero aquí también debo confesar que mi comprensión actual es algo preliminar.

Por supuesto, los vínculos entre las geologías minera y regional dependen en gran medida de los tipos de yacimientos que se consideren, y sería demasiado largo revisarlos aquí, incluso de manera simplificada. Los depósitos epitermales en Perú, sin embargo, están estrechamente relacionados con sistemas volcánicos jóvenes, y no creo que ningún cambio de paradigma andino deba tener una influencia significativa en la exploración correspondiente – excepto tal vez por el hecho de que la tectónica extensional se desarrolló en forma más extensa que lo que se pensaba antaño, lo que podría haber tenido alguna influencia en la intensidad de las circulaciones de fluidos en estos sistemas volcánicos.

 

proEXPLO 2021: Recursos Minerales para un Futuro Sostenible
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